¡Vaya mañana más ajetreada!

Los pueblos agotan. Al menos así es cómo lo vio Salma. La llevamos al pueblo para que tuviese una experiencia urbana. Viajó muy tranquila en el coche, pero cuando bajó se excitó mucho: coches, gente, ruidos (incluso a un distribuidor le cayó con gran estruendo la carga de agua mineral justo cuando pasábamos delante de él), movimiento continuo. Es posible que haya vivido en un bloque de apartamentos porque quería entrar en cada portal que pasamos.

La llevamos al parquecito y así pudo oler el césped y saludar a algún otro perro que pasaba por ahí. Luego fuimos a un café donde pudo descansar un ratito mientras tomábamos el café.

La experiencia no duró mucho, pero en el viaje de vuelta al coche fue mucho más tranquila y con la correa suelta. ¡Muy bien, Salma!