Esta semana he sabido de otro ejemplo de la importancia de cambiar algo si queremos que se modifique una situación. Si seguimos repitiendo lo mismo, el cambio no se puede producir y simplemente replicamos e incluso fortalecemos el problema.
Esto es algo que pude percibir este verano cuando nos trasladamos 1.000km de sur a norte y de un calor extremo a un clima más moderado. Todos nuestros animales se beneficiaron del cambio, pero la transformación más notable se produjo en las gatas. Las que eran huidizas y toleraban poco el contacto se conviertieron en amables y sociables tanto con las personas como con las otras gatas de la casa y ahora buscan mimos y compañía.
Esta semana recibí un informe de un cambio similar de una estudiante de TTouch en Uruguay. Su perrita ya no queríá salir de paseo. Empezaba a temblar cuando veía la correa y en los paseos aprovechaba la primera oportunidad para regresar a casa. No se pudo averiguar ninguna circunstancia que provocara este cambio ni tampoco ningún incidente en un punto determinado del recorrido que le diera miedo.
Claro que estas situaciones son muy estresantes para las personas, sobre todo cuando viven en la ciudad o en un apartmento, porque sabemos que los perros tienen que salir aunque sólo sea para hacer sus necesidades.
Desesperada, mi estudiante decidió sacar a su perrita en el auto, algo que siemrpe le agradaba. La llevó a un lugar donde paseaban antes y la perrita lo pasó bomba disfrutando muchísimo de su paseo sin ningún trastorno y sin exhibir ninguno de los comportamientos problemáticos. Por el hecho de cambiar la rutina del paseo se cambiaron también las expectativas y de esta manera se rompió la cadena. Seguirá con esta nueva rutina durante algún tiempo y luego veremos cómo se desarrollan las cosas.
La lección importante es que, cuando existe un problema, de poco sirve seguir repitiendo lo de siempre porque así no se da ninguna oportunidad para el cambio. Cuando rompemos la secuencia abrimos un nuevo espacio donde puede tener lugar la transformación.